Start Date

25-6-2010 2:45 PM

End Date

25-6-2010 4:15 PM

Description

This presentation is part of the Science, Tradition and Patriarchy track.

Tomando como hilo del estudio la reflexión histórica, pretendo hacer un análisis de la figura femenina en la cultura vasca, principalmente de qué manera la mujer, desde tiempos inmemoriales, ha poseído un status superior al adjudicado en otros grupos sociales y culturales. Este status incluye la posesión del conocimiento "sapiencial" y su transmisión generacional, pues éste aparece íntimamente ligado a una serie de características rituales, siempre relacionadas con el sexo femenino.

Si atendemos al hecho de que en general, el reto del feminismo contemporáneo es superar la profunda carga androcéntrica que tiene la ciencia, lo que me parece fascinante y me gustaría analizar, es cómo precisamente esto, en la cultura vasca, está "invertido", ya que histórica y culturalmente la mujer ha sido la depositaria del conocimiento tradicional, incluyendo aquí la sabiduría medicinal.

El análisis partirá desde el punto de vista filológico, ya que la lengua vasca o euskera da mucha preeminencia al género femenino e incluso en la forma de tratamiento familiar (hika), el verbo varía sus desinencias según el sexo de la persona a la que se habla. No obstante, aparte de ser una lengua rica en la morfología estructural del sintagma verbal, así como del nominal, posee una característica extremadamente interesante y es su carácter aglutinante, lo que permite desglosar los términos para un posible análisis posterior.

De esta forma, en un principio se pretende realizar un análisis filológico de determinados términos, ya que a mi parecer tienen una importancia capital en la antigua organización social vasca. Así, principalmente serán analizadas las palabras eme (hembra), ume (niño, cría) y emakume (mujer) para después pasar a otras que a partir de estas se forman como si fueran un puzzle: umetoki, umontzi, umedun, etc. El significado literal de los dos primeros términos, umetoki y umontzi, es matriz-útero. Si ambos se analizan conforme a sus características morfológicas, podemos observar lo siguiente: umetoki se puede desglosar en ume (cría) y toki que significa lugar, por lo que umetoki, literalmente, sería lugar de la cría. Por otra parte, umontzi, aunque menos utilizada, vendría a estar formada por otras dos: um-e (mujer) y ontzi, que puede significar tanto recipiente como cuenco, por lo que literalmente significaría recipiente de la cría.

Si seguimos con este análisis filológico, otro término, umedun, que su traducción literal es preñada o embarazada, en su desglose sintáctico o morfológico significaría “aquella que posee la cría”, lo que vuelve a remitirnos a un elevado status o nivel de concepción de lo femenino comparado con otras lenguas de raigambre indoeuropea. De la misma manera, otras dos palabras vascas que definen a la embarazada son haurdun y seindun, en las que haur y sein significan niño/a y la forma final –dun, indicativa de posesión, daría el significado de “poseedora del niño/a”.

Este análisis parece fundamental, ya que si comparamos con otras lenguas, por ejemplo latín, podemos comprobar como uteru(m), de la que deriva el castellano útero, parte del concepto uentre(m), que significa simplemente vientre o cavidad. De hecho, esta misma palabra era utilizada también para definir otro tipo de cavidades orgánicas, por lo que no había una especificidad sintáctica para referirse a este órgano exclusivamente femenino. A mi parecer, desde el punto de vista filológico, la diferencia entre el euskera y latín es abismal, lo que no sólo es interesante, sino que creo que podría arrojar luz sobre la diferencia del status del género femenino en ambas culturas.

Tras el análisis filológico, el estudio se centrará en los mitos, leyendas y diversas tradiciones culturales vascas, ya que suponen una importantísima fuente de información para el estudio antropológico. De esta forma, el análisis versará sobre la figura central, considerada Diosa suprema de la mitología vasca: la Dama Mari, Anbotoko Damea o Txindokiko Damea, ya que se la conoce con diferentes nombres, dependiendo de las diferentes zonas geográficas. Para muchos autores, Mari sería una reminiscencia de una antigua diosa prehistórica, ya que posee un carácter fuertemente telúrico, pues se la relaciona con las regiones interiores de la tierra, que comunican con el exterior a través de cuevas y simas. Según los testimonios, puede tomar forma animal, así como también forma de hermosa mujer que en ocasiones surca el aire o se transfigura en relámpago que cruza el cielo, pues se le otorga capacidad de gobernar las tormentas y lluvias, ya que de ella dependen las cosechas.

Alrededor de este numen o genio de sexo femenino, y con carácter independiente, giran una serie de personajes de los que resaltaré las lamiak y sorginak. Las lamin o lamiak son genios de figura femenina que poseen siempre un atributo zoomórfico, normalmente los pies con forma de patas de gallina, pato, cabra u otro animal, dependiendo de las diferentes versiones. Aunque poseen importancia en el conjunto de los relatos, no alcanzan el status de poder y centralización que tiene Mari, por lo que podemos afirmar que de la misma forma que la etxekoandre o señora de la casa es la figura central del círculo familiar vasco, Mari lo es de todo el conjunto mitológico, alrededor de la cual gira el resto.

Por otra parte, y atendiendo al segundo concepto, el apelativo sorginak (brujas), en un principio, apuntaba a la creencia en seres con capacidades maléficas, pero debido a una serie de circunstancias que se dieron en un contexto y época concreta, se extendieron como acusaciones a un conjunto de personas, principalmente mujeres.

A partir de este punto pasaré a la reflexión final sobre diversos hechos que ocurrieron en época moderna y que de manera paulatina supusieron un cambio dentro de la organización social vasca: estos fueron las acusaciones y persecuciones por brujería que ocurrieron en diversos puntos de la geografía vasca, sobretodo en zonas de Zugarramurdi (Navarra) y Durango (Bizkaia). Si analizamos esta cuestión de manera profunda, comprobamos que la mayoría de los condenados eran mujeres, siendo gran parte parteras y herboleras que desarrollaban su trabajo "paralelamente" a la ciencia “objetiva y androcéntrica" que se estaba comenzando a fraguar en el occidente europeo.

Basque matriarchy.pdf (50 kB)
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El matriarcalismo vasco.pdf (33 kB)
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COinS
 
Jun 25th, 2:45 PM Jun 25th, 4:15 PM

El matriarcalismo vasco: ciencia y existencia

This presentation is part of the Science, Tradition and Patriarchy track.

Tomando como hilo del estudio la reflexión histórica, pretendo hacer un análisis de la figura femenina en la cultura vasca, principalmente de qué manera la mujer, desde tiempos inmemoriales, ha poseído un status superior al adjudicado en otros grupos sociales y culturales. Este status incluye la posesión del conocimiento "sapiencial" y su transmisión generacional, pues éste aparece íntimamente ligado a una serie de características rituales, siempre relacionadas con el sexo femenino.

Si atendemos al hecho de que en general, el reto del feminismo contemporáneo es superar la profunda carga androcéntrica que tiene la ciencia, lo que me parece fascinante y me gustaría analizar, es cómo precisamente esto, en la cultura vasca, está "invertido", ya que histórica y culturalmente la mujer ha sido la depositaria del conocimiento tradicional, incluyendo aquí la sabiduría medicinal.

El análisis partirá desde el punto de vista filológico, ya que la lengua vasca o euskera da mucha preeminencia al género femenino e incluso en la forma de tratamiento familiar (hika), el verbo varía sus desinencias según el sexo de la persona a la que se habla. No obstante, aparte de ser una lengua rica en la morfología estructural del sintagma verbal, así como del nominal, posee una característica extremadamente interesante y es su carácter aglutinante, lo que permite desglosar los términos para un posible análisis posterior.

De esta forma, en un principio se pretende realizar un análisis filológico de determinados términos, ya que a mi parecer tienen una importancia capital en la antigua organización social vasca. Así, principalmente serán analizadas las palabras eme (hembra), ume (niño, cría) y emakume (mujer) para después pasar a otras que a partir de estas se forman como si fueran un puzzle: umetoki, umontzi, umedun, etc. El significado literal de los dos primeros términos, umetoki y umontzi, es matriz-útero. Si ambos se analizan conforme a sus características morfológicas, podemos observar lo siguiente: umetoki se puede desglosar en ume (cría) y toki que significa lugar, por lo que umetoki, literalmente, sería lugar de la cría. Por otra parte, umontzi, aunque menos utilizada, vendría a estar formada por otras dos: um-e (mujer) y ontzi, que puede significar tanto recipiente como cuenco, por lo que literalmente significaría recipiente de la cría.

Si seguimos con este análisis filológico, otro término, umedun, que su traducción literal es preñada o embarazada, en su desglose sintáctico o morfológico significaría “aquella que posee la cría”, lo que vuelve a remitirnos a un elevado status o nivel de concepción de lo femenino comparado con otras lenguas de raigambre indoeuropea. De la misma manera, otras dos palabras vascas que definen a la embarazada son haurdun y seindun, en las que haur y sein significan niño/a y la forma final –dun, indicativa de posesión, daría el significado de “poseedora del niño/a”.

Este análisis parece fundamental, ya que si comparamos con otras lenguas, por ejemplo latín, podemos comprobar como uteru(m), de la que deriva el castellano útero, parte del concepto uentre(m), que significa simplemente vientre o cavidad. De hecho, esta misma palabra era utilizada también para definir otro tipo de cavidades orgánicas, por lo que no había una especificidad sintáctica para referirse a este órgano exclusivamente femenino. A mi parecer, desde el punto de vista filológico, la diferencia entre el euskera y latín es abismal, lo que no sólo es interesante, sino que creo que podría arrojar luz sobre la diferencia del status del género femenino en ambas culturas.

Tras el análisis filológico, el estudio se centrará en los mitos, leyendas y diversas tradiciones culturales vascas, ya que suponen una importantísima fuente de información para el estudio antropológico. De esta forma, el análisis versará sobre la figura central, considerada Diosa suprema de la mitología vasca: la Dama Mari, Anbotoko Damea o Txindokiko Damea, ya que se la conoce con diferentes nombres, dependiendo de las diferentes zonas geográficas. Para muchos autores, Mari sería una reminiscencia de una antigua diosa prehistórica, ya que posee un carácter fuertemente telúrico, pues se la relaciona con las regiones interiores de la tierra, que comunican con el exterior a través de cuevas y simas. Según los testimonios, puede tomar forma animal, así como también forma de hermosa mujer que en ocasiones surca el aire o se transfigura en relámpago que cruza el cielo, pues se le otorga capacidad de gobernar las tormentas y lluvias, ya que de ella dependen las cosechas.

Alrededor de este numen o genio de sexo femenino, y con carácter independiente, giran una serie de personajes de los que resaltaré las lamiak y sorginak. Las lamin o lamiak son genios de figura femenina que poseen siempre un atributo zoomórfico, normalmente los pies con forma de patas de gallina, pato, cabra u otro animal, dependiendo de las diferentes versiones. Aunque poseen importancia en el conjunto de los relatos, no alcanzan el status de poder y centralización que tiene Mari, por lo que podemos afirmar que de la misma forma que la etxekoandre o señora de la casa es la figura central del círculo familiar vasco, Mari lo es de todo el conjunto mitológico, alrededor de la cual gira el resto.

Por otra parte, y atendiendo al segundo concepto, el apelativo sorginak (brujas), en un principio, apuntaba a la creencia en seres con capacidades maléficas, pero debido a una serie de circunstancias que se dieron en un contexto y época concreta, se extendieron como acusaciones a un conjunto de personas, principalmente mujeres.

A partir de este punto pasaré a la reflexión final sobre diversos hechos que ocurrieron en época moderna y que de manera paulatina supusieron un cambio dentro de la organización social vasca: estos fueron las acusaciones y persecuciones por brujería que ocurrieron en diversos puntos de la geografía vasca, sobretodo en zonas de Zugarramurdi (Navarra) y Durango (Bizkaia). Si analizamos esta cuestión de manera profunda, comprobamos que la mayoría de los condenados eran mujeres, siendo gran parte parteras y herboleras que desarrollaban su trabajo "paralelamente" a la ciencia “objetiva y androcéntrica" que se estaba comenzando a fraguar en el occidente europeo.